Después de haber estado este
tiempo ausente, vuelvo al mundo de la blogosfera, con ganas de ponerme al día y
ansiosa por leer todas las entradas que me he perdido.
Llevaba varios días pensando
sobre qué escribir para mi vuelta, y es cierto que tenía y tengo algunos temas
en mente pero lo que hizo que me decidiera por el que voy a tratar fue una
entrevista que leí en un periódico digital a una escritora, Consuelo García del
Cid, que ha trabajado en el tema y acaba de publicar un libro del llamado centro de
Peñagrande.
Me horrorizó y quise conocer más
sobre lo que aquella mujer contaba así que me puse manos a la obra y busqué, vi
y leí.
El centro de Nuestra Señora de la
Almudena, en el distrito madrileño de Peñagrande era un lugar regentado por el
Patronato de Protección a la Mujer, del que era presidenta Carmen Polo. Con
este último dato podemos situar fácilmente la época en que nos encontramos.
Era un centro al que iban a parar
chicas jóvenes consideradas descarriadas o rebeldes.
Existía una especie de
policía femenina, mujeres simpatizantes del Régimen, que se dedicaban a
identificar una posible conducta inadecuada de las menores. Estar embarazada, besar a un chico o que le gustara salir a bailar eran motivos suficientes
para que una de estas agradables señoras diera parte y se procediera al ingreso
de la chica. En otras ocasiones, era el propio padre el que llevaba a su hija,
a la que previamente había violado.
Antes de ingresar en el centro,
las chicas eran sometidas a un exhaustivo examen ginecológico donde al
finalizar había dos posibilidades de diagnóstico: completa o incompleta,
aludiendo a si era virgen o no.
El centro automáticamente se
hacía cargo de la patria potestad hasta los 25 años (aunque la mayoría de edad
se alcazaba por aquel entonces a los 21 años) de las mujeres que iban llegando.
Hasta aquí nada parece muy
llamativo, salvo por la época represiva que se vivía. Pero no vayamos tan
rápido.
Las chicas en el centro de
Peñagrande eran vejadas, obligadas a trabajar sin descanso y sin importar el
mes de gestación, humilladas, golpeadas e insultadas. Cuando se acercaba un
parto, las subían a una habitación que entre las chicas llamaban “La Dolorosa”.
No es muy complicado suponer por qué. Entre ellas se ayudaban a parir, y si
había que practicar alguna cesárea, las monjas hacían el corte sin ningún tipo
de anestesia ni calmante que ayudara a la chica a sobrellevar aquella tortura
de una forma algo más digna.
Muchas de las internas cuentan
como intentaban no separarse ni un segundo de sus bebés y si se ponían enfermos
insistían en ir con ellos cuando el personal se los llevaba a un cuarto que
llamaban “El botiquín”: ya había ocurrido que el niño que se llevaban no volvía a aparecer, pues su catarro se había complicado y el bebé había
fallecido sospechosa y precipitadamente.
También, de vez en cuando, aparecían
por el centro parejas adineradas ofreciendo dinero por algún niño, a lo que las
madres normalmente se negaban. Eso sí, con el posterior parloteo e insulto de
alguna monja hacia la joven madre que había declinado la oferta.
Mencionar que el
Dr. Vela, actualmente imputado por el caso de los Niños Robados, mantenía estrecho contacto con este
tipo de centros.
La vida en aquel lugar era inaguantable,
un verdadero infierno. Algunas muchachas llegaron a tirarse por el hueco de la
escalera como la única vía de escape posible a la aterradora situación que vivían.
Peñagrande estuvo activo desde el
año 1952 hasta 1983, sí sí, como lo leen, en plena democracia aún seguía activo
este correccional femenino. De hecho, un testimonio de una mujer que estuvo allí
interna narra como eran ellas las que empaquetaron material de Naranjito, la
mascota de la Copa Mundial de Fútbol, celebrada en España en el año 1982.
Hoy en día, el centro de Nª
Señora de la Almudena- Peñagrande está reconvertido en un instituto de
secundaria. Apenas hay fotografías de cómo era el centro antaño (adjunto algunas de la parte que está abandonada), aunque poco a
poco van apareciendo testimonios de mujeres que allí sufrieron una barbarie; también
historias de hijos que nacieron en el centro y hoy buscan a sus madres. Se están creando
plataformas para intentar buscar respuestas y paliar el dolor causado.
A mí, llegados a este punto, se me
vienen a la cabeza varias preguntas para concluir el tema: ¿Y ya? ¿No hay ningún tipo de
justicia para estas mujeres? ¿Quién va a responsabilizarse por esos maltratos? No lo logro entender. Ánimo a todas ellas.
Algunas imágenes del horror:
Muy bien. No tenía ni puta idea de que esto existía. Te felicito por escribir artículos de este tipo.
ResponderEliminarEs tan escalofriante lo que pasó como que quede impune. Gracias por traernos un pedazo de realidad que es necesario conocer. Me alegro de que estes de vuelta.
ResponderEliminarUn abrazo
Hola Elena, no conocía esta página tan horrible de la dictadura (como otras tantas, y estoy de acuerdo contigo en que está bien conocerlas, pero y después qué?
ResponderEliminarNo hay justicia para esas mujeres y para sus hijos?
Saludos, me alegra verte de nuevo por aquí
Hola, estoy interesado en conocer cosas relacionadas con lo que cuenta Consuelo en su libro de Las desterradas...en el Preventorio de Aguas Busot. Sólo he visto referencias al de Peñagrande, al de Mazarrón y, sobre todo, porque es del que habla en su libro,el del Dr. Murillo de Guadarrama. Escuché parte de la entrevista que le hicieron en la radio (SER) y sólo le oí decir que algunas personas habían pasado antes por el de Aguas de Busot.
ResponderEliminarEl Preventorio de Aguas de Busot interesa/aba por la cuetión esotérica (fenómenos extraños, psicofonías, fantasmas, etc), pero no he visto ninguna referencia al tema del Patronato (franquista) de Protección a la mujer. La cronología tampoco es muy precisa. He leído que se cerró después de la guerra.... Es del siglo XIX y era originariamente un balneario.
Saludos
A ver qué pasa en este blog, que no se escribe...
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