martes, 11 de febrero de 2014

Esterilizaciones forzosas en Perú: Diario de una barbarie.



Estando en mi casa de Gran Canaria, hace un tiempo, mientras repasaba unos apuntes de la carrera, tenía la televisión puesta de fondo a un volumen no muy alto, vamos, sin hacerle demasiado caso. Algo de repente llamó mi atención e hizo que dejara de lado lo que estaba haciendo y subiera el volumen. En la pantalla, en primer plano, salía una mujer de mediana edad, de rasgos indígenas que denunciaba con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada la barbarie que le habían hecho.

Decidí investigar, informarme y llegar más a fondo sobre el asunto. Me enteré de que aquel horror se había llevado a cabo en varios momentos de la Historia y en varios puntos del mundo. Se trataba de las esterilizaciones forzadas.

Quiero centrarme en el caso peruano, primero, por las peculiaridades del mismo, segundo, por ser el de aquella mujer de la televisión que me conmovió e hizo que llorara y me indignara por ella y tercero, porque me apetece.

Durante el período que abarca desde el año 1996 hasta prácticamente el año 2000, bajo el mandato de Fujimori (ejem ejem) se ordenó esterilizar de forma forzosa a más de 200.000 mujeres, casi todas ellas indígenas (la mayoría Quechuas) y con pocos recursos económicos. Claro, ¿cómo iba a ser de otra forma? Todo aquel macabro proyecto estaba disfrazado de un supuesto plan gubernamental con el objetivo de controlar la natalidad de las zonas más empobrecidas del país andino.

La forma en que las afectadas explican como se les realizaron las esterilizaciones forzosas pone la piel de gallina. A pesar de que supuestamente en el plan de Fujimori estaba reflejado (en el papel y cara a la Comunidad Internacional) que la esterilización debía ser voluntaria, esto jamás se respetó. En muchas ocasiones, las mujeres eran abordadas en sus propias casas, llevadas a la parte de atrás de la vivienda e intervenidas allí, sobre la tierra, humilladas y violentadas, a veces anestesiadas (las que corrían con algo más de suerte) y otras no.

Algunas relatan como despertaban sobre un charco de sangre, doloridas y desorientadas ya estériles. Otras desaparecían misteriosamente y alguna era enterrada bajo la tierra en la que caía su sudor y que labraba con sus manos unas horas antes.

Aquello era un auténtico atentado contra la decisión, la libertad y la salud reproductiva de las mujeres.

En Perú continúa la lucha por encontrar la justicia para ellas. Hasta ahora, Victoria Vigo, una de las víctimas de las miles que han denunciado ante la Ley ha sido la única vencedora en un juicio. El médico que la esterilizó ha resultado ser el único declarado culpable aunque sigue ejerciendo la profesión y ella ha sido indemnizada con 2500 dólares. Todo ello, claramente insuficiente.

Actualmente, Alberto Fujimori se encuentra cumpliendo pena en un centro penitenciario por varias causas, además de los conocidos casos de corrupción, crímenes hacia la humanidad y violaciones de Derechos Humanos fundamentales. Él se encargaba mensualmente de pedir los informes de las intervenciones que se habían realizado, de la mano de sus ministros de Salud, entre los que destacaba Eduardo Yong Motta, Mariano Costa y Alejandro Aguinaga.

Algunas imágenes de la lucha que aún persiste y a la que hay que dar visibilidad: 





Por último, quiero y debo aconsejar un documental respecto a este tema. Yermas, de Televisión Española es uno de los mejores trabajos que he visto sobre esta temática. En él se refleja la realidad de muchas víctimas de tal horror y como aún la clase política no sabe o no quiere saber afrontar la responsabilidad que debería asumir.

Pica aquí para ver el documental.




Les dejo también una relación de artículos y páginas para quien quiera más información: 





A seguir en la lucha, aunque cada vez se haga más difícil y todo el apoyo a las mujeres afectadas.

Hasta pronto.

2 comentarios:

  1. Es aterrador lo que le han hecho a estas mujeres, un artículo interesante y espero que sigas en esa linea. En especial destacar estas mujeres están triplemente oprimidas tanto por cuestión de género, de clase y étnica. Es un ejemplo a seguir la lucha de las más explotadas.

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  2. En primer lugar, como siempre, felicitarte por tu nueva entrada. Gracias por traer hasta nosotros esta triste realidad. Actos tan terribles como estos son los que nos muestran el lado más oscuro del ser humano, si es que a alguien que haga cosas así se le puede considerar humano. Creo que fue Joseph Conrad quien dijo que no hace falta creer en algo sobrenatural que haga el mal, porque nosotros somos capaces de cualquier maldad.
    En éste, como en otros muchos casos, solo cabe decir una frase: ni una sola más. Ojalá que todos los que han participado de esta barbarie paguen ante la justicia el precio de sus actos. Pero, no creo que haya precio para actos así.

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