Existen en Guadalupe (también
llamada La Patrona), localidad del municipio de Amatlán de los Reyes, en el estado
mexicano de Veracruz, unas mujeres valientes, fantásticas y generosas. Son las
llamadas Patronas.
Se llaman así además de por ser
del lugar, porque en México se denomina así a alguien con autoridad, pero
también a alguien que ayuda, que cuida de los que más lo necesitan.
El grupo de unas quince mujeres, desde
hace ya casi veinte años, prepara cada día con sus propios recursos y alguna
donación privada frijoles, arroz, sopa, agua, etc. Normalmente suelen ser
alimentos de primera necesidad aunque alguna vez, si hay suerte, pueden
repartir alimentos más preciados como atún, aceite o fruta.
¿Y a quién ayudan Las Patronas?
Las
Patronas además de ayudar a la gente de la zona, centran su labor en los
migrantes centroamericanos que han partido de sus países de origen hacia
Estados Unidos en busca, cómo no, de una vida mejor.
Cada año, alrededor de 400.000
inmigrantes intentan surcar todo el país azteca hacia su meta final. Son muchas
las formas en las que realizan la travesía; a pie, haciendo autostop, en tren…
Es precisamente con este último
medio como suelen pasar por Veracruz. Se cuelan agarrados/as a vagones de
trenes de mercancía, como pueden, encaramados/as, dejando atrás a los suyos y
adentrándose en el camino y la búsqueda de oportunidades. El recorrido está muy
lejos de ser cómodo y afable. Todos rezan porque el frío y el hambre sólo pasen de puntillas y sean los únicos que viajen junto a ellos/as, y que no aparezcan
las temibles y desalmadas mafias del crimen organizado, que secuestran cada
año, durante su paso, a más de 20.000 personas, según la Comisión Nacional
de Derechos Humanos. También muchas mujeres de las que viajan son humilladas,
mutiladas y violadas por estas bandas. Otros/as, directamente desaparecen sin
dejar rastro y sin que sus familias en sus países de origen sepan nada de su
paradero. A muchos solo les queda suponer y desear que su familiar haya logrado
cruzar la frontera y empezar de cero en el país de las posibilidades.
En este espeluznante paisaje,
aparecen nuestras protagonistas, Las Patronas. Una luz en el camino, al pie de
las vías del tren, del llamado Tren de las Moscas, porque es así como viajan, o La Bestia, por su tamaño y poderío.
Cada día, nuestras valientes se
colocan estratégicamente para que en el momento en que pase el tren, puedan
llegar a las máximas manos que esperan la ayuda. Por suerte, muchas veces, el
maquinista da la señal acústica y aminora la velocidad para que la tarea se
lleve a cabo con mayor éxito.
Muchas de Las Patronas han
sufrido represalias y falsas acusaciones desde algunas esferas pero ellas han
seguido luchando por los derechos de las personas, criticando lo que había que
criticar y prestando el apoyo que creen que deben dar, totalmente entregadas a
su causa, de forma completamente altruista.
El honor de ser Patrona
Cualquier alabanza y reconocimiento hacia estas mujeres se hace
poco. En 2013 se les otorgó el Premio Nacional de Derechos Humanos por la labor
que vienen realizando desde 1995.
Norma Romero Vázquez, portavoz del grupo, fue la encargada
de recoger la honrosa medalla, denunciando la situación que viven estas
personas, dejando claro además el lema que las mueve en su día a día: No hay personas ilegales.
Algunas imágenes de nuestras heroínas y su labor:
En el mundo también hay gente buena :-)
ResponderEliminarGracias a este artículo, escrito con personas como tú, estas mujeres no quedan olvidadas, en este mundo tan desinteresado :*
ResponderEliminarMe encanta el post, muy interesante =)
ResponderEliminarBuenas, me gustaría ponerme en contacto contigo pero no he visto el modo desde el Blog así que te dejo este comentario. Muchas gracias
ResponderEliminarTe he escrito, Gorka. Un saludo
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